La descomunal plaga de plásticos que inunda nuestro planeta es una devastadora realidad ampliamente documentada que ya alcanza hasta los rincones más inhóspitos del planeta y habita en los lugares más impredecibles, como los huevos de las aves que viven en Lancaster Sound, una isla del océano Ártico a más de 160 kilómetros del asentamiento humano más cercano.
Este hallazgo, publicado en la revista Independent, evidencia una vez más que esta contaminación está afectando a la vida silvestre incluso en las áreas más recónditas de la Tierra.
Jennifer Provencher, doctora del Servicio Canadiense de Vida Silvestre, ha llevado a cabo un estudio preliminar en el que ha analizado los huevos de cinco fulmares, una especie parecida a la gaviota, y encontró ftalatos en uno de ellos (sustancias añadidas a los plásticos para incrementar su flexibilidad), aunque ha advertido que es probable que el problema sea mayor.
Absorbido durante la gestación
El motivo de que estos residuos plásticos lleguen hasta los huevos de las aves parece residir en la contaminación del alimento de la madre. Si la basura ingerida tiene un tamaño demasiado grande para pasar por el tracto digestivo, como tapones de botellas o cigarrillos, esta podría acumularse en el estómago y desprender toxinas que llegarían hasta los huevos en el momento de la gestación.
"Estamos encontrando múltiples contaminantes derivados del plástico que se transfieren maternalmente al huevo", afirma la doctora. “Es realmente trágico”.
Este tipo de compuestos químicos principalmente empleados como plastificadores, han estado presentes en juguetes de niños y algunos cosméticos, y ya han sido retirados en muchos países, debido al riesgo para la salud hormonal y reproductiva en humanos.
“Así, aunque las investigaciones continúan, podemos imaginar que el efecto que podrían llegar a tener estas sustancias sobre el desarrollo de los animales no será positivo” afirmó la doctora Provencher.
Fuente: National Geographic
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